martedì 30 dicembre 2014

2014


35 gradi. La prima volta al cinema da solo. Un acquazzone. Il primo inizio estivo

Cambiar el tío por el boludo. El vosotros por el ustedes y, de paso, empezar a sesear

Psycho Killer, qu’est- ce que c’est , papapapapapapa...

Un gruppo di sconosciuti che diventano amici in poche ore

Otro grupo de desconocidos que llenan las mañanas de los domingos hasta llenar el corazón

Passe, passe, passera la dernière restera

Un mondiale di calcio che passa in secondo piano


Iguazú. Frontera natural. Sindrome de Stendhal. Sin pestañear

N.Y. e un amico eterno, con poche risorse e molta inventiva

La grande vadrouille d'automne

Hackney Wickness

Andata e ritorno

Mal d'Asia

Yo, ya no soy yo. O al menos no soy el mismo yo interior



giovedì 18 dicembre 2014

Días grises

La humedad se olía desde lejos, con el cielo pintado por nubes cargadas de agua. El gris de arriba contaminaba el ánimo, quitándole color a las emociones y a los gestos cotidianos, atrapados en una realidad diaria aséptica y fuera de lo pensado. Rehén de una condición temporal querida pero forzada, en la que me encontraba aislado, no por mi decisión.

El canal, aparentemente infinito, seguía su camino acompañado por barcos cuyo calor emetía un humo que brotaba. Un humo gris. como el cielo. Caminando bajo la llovizna, con el aliento partido, intentaba buscar una solución. Y no la encontraba. La mirada hacia adelante, más vacía... El frío que movía las piernas y una frase emblemática pero clara a la vez intentaba encender una jornada nacida apagada de por sí.


No sabía que iban a ser los últimos momentos grises en aquel lugar. Sí sabía que no serían los últimos momentos grises por dentro de un año fantástico, cuyo último mes sería más amargo, como un sorbo de veneno en el fondo de un vaso de néctar.

Los días grises de noviembre empezaban a trazar una bajada en picado. Con el riesgo de unas cuantas caídas. El sol volvería, poco a poco. En algún momento. Y con el sol las sonrisas y la alegría.


lunedì 15 dicembre 2014

Rendere possibile l'impossibile

Non amo la facilità. Non mi stimolano i risvolti semplici. Non mi attira ciò che è già pronto per essere apprezzato. Preferisco, da sempre, arrovellarmi il cervello e accapponarmi il cuore. Non a caso tifo Napoli. Anche giorni fa, dopo un'assenza di quasi 4 mesi allo stadio, ho strabuzzato gli occhi e sofferto per un pallone che rotola così come mi accade quando amo qualcuno.

Per non parlare di oggi, quando una sconfitta amara accorcia ulteriormente delle giornate già di per sé abbastanza scure, in attesa del solstizio di inverno, che psicologicamente viene da me accolto in maniera positiva, perché segno delle ore di sole che aumentano.




I periodi che abbattono, fisiologicamente o meno, sono dei pedaggi da pagare di tanto in tanto. Occorre attutire il colpo per poi respingerlo con forza. L'umore del tifoso descrive come nient'altro l'altalena interna delle persone: a me non piace vincere facile. Ed è per questo che tifo Napoli, è per questo che rischio continui travasi di bile, ed è per questo che preferisco rischiare continuamente fino a rompermi la testa, alternandomi tra un appiglio e un altro.

Rendere possibile l'impossibile, apparentemente un'impresa. La motivazione è però estrema. È una sensazione di adrenalina continua nella quale corpo e sentimenti vengono travolti. È un urlo vibrante e ricorrente. È un viaggio costante. Forse infinito. Come quell'azzurro tra il cielo e il mare. O forse no. 

martedì 2 dicembre 2014

Chagrin


Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville;
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur ?

Ô bruit doux de la pluie
Par terre et sur les toits ! 
Pour un coeur qui s'ennuie,
Ô le chant de la pluie !

Il pleure sans raison
Dans ce coeur qui s'écoeure.
Quoi ! nulle trahison ?...
Ce deuil est sans raison.

C'est bien la pire peine
De ne savoir pourquoi
Sans amour et sans haine
Mon coeur a tant de peine !


sabato 29 novembre 2014

Argentina

El acordeón sonó en mi cabeza nada más pisar suelo argentino. Para muchos criollo. Para mí familiar hace tiempo, gracias a la influencia de aquel sonido percibido a través de las charlas con unos amigos en lugares lejanos del origen.

El primer impacto fue contundente: un taxista que intentaba timarme, con el que arreglé un precio en euros y que salió de la autopista sin pagar el peaje. Un destino desconocido abría el camino al enorme monstruo de cemento que acababa al lado del riachuelo, en aquel barrio de la Boca dónde nos darían cobijo.

Las casas bajas, amarillas y azules y el olor a asado dejaron paso a infinitas avenidas que delataban la característica mezcla de aquel lugar, a mitad entre Europa y América. El ruido del tráfico y del habla porteño empezó a formar parte de mi rutina, entre una birra en San Telmo y las fiestas de San Cristobal y Once.




Hace un año el sueño de una vida cobraba forma, para dar a mi existencia una variante difícil, romántica, alegre. Mis nueve meses en Argentina fueron el son de aquel acordeón continuamente en mi cabeza, la búsqueda continua de nuevas personas, unas canchas de fútbol, algunas profesionales, otras menos. Un aprendizaje constante y el descubrimiento de colores desconocidos, hasta la revolución de junio y el obligado adiós.

La vuelta abre ojos y ayuda a elegir, aunque eso pase factura más tarde. Mis últimos doce meses han sido un remolino continuo en el que apenas he tenido tiempo de pensar. Las consecuencias son las de siempre. Hace un año era una persona. Ahora soy la misma, pero con más cicatrices, más completo, y complejo. Porque todo nos forja.

Argentina ya es pasado. No sé si será futuro. Lo único que sé es que doy las gracias por haber bebido de ese agua de aquel Río de la Plata cuyo recorrido ha acompañado mi existencia hasta volver a mi querido e imprescindible mar.

giovedì 27 novembre 2014

Go with the flow

Mi risveglio la mattina. E ci provo. Poi ci riprovo. Poi mi fermo. Riparto. Il menisco scricchiola. Fa niente. Si torna a correre, perché si può convivere sia con quello fisico sia con quello psichico.

"It's so safe to play alone"

Il movimento annulla il dolore e la musica guida il corpo come una corrente che trascina una foglia.

"Something sweet to throw away"



I muscoli si tendono. La vista del golfo, mentre l'imbrunire cala e l'azzurro diventa blu, accompagna le fasi finali dello sforzo, necessario per svuotare la mente.

"I want something good to die for. To make it beautiful to live".

Il viaggio illusorio resterà tale, con dei biglietti di carta straccia e l'mmaginazione oltre il confine, senza sapere dove. Prima di fermarsi e ripartire di nuovo.

"And any time you feel the pain, Hey Jude, refrain"


venerdì 21 novembre 2014

Amigos de pies... y corazón

Te agachas un segundo para atarte las botas, mientras tu mirada se pierde entre las infinitas puntas verdes del césped, aquella alfombra no siempre tan lisa donde te perderás por los próximos 60 o 90 minutos. O a veces menos, o más. El origen de todo una carcajada, un chiste con un vaso en la mano y dos opiniones compartidas en una fiesta.

Y de repente te encuentras ahí. Donde todos son iguales y persiguen el mismo objetivo, o mejor dicho la misma esfera de cuero. Las risas antes del esfuerzo bajan la tensión. Luego empiezas a pensar con los pies, como dijo el maestro Soriano, y todo es más liviano. Las piernas se mueven solas, distraídas por el movimiento del balón. Y la fatiga no se siente.

Hasta el final del partido. A veces lo añoras, otras lo odias, según tu cansancio. Pero pase lo que pase, acabas satisfecho. Y no se trata solamente de un desahogo corporal. Pasar el balón, gritar y correr son las fases de acercamiento a nuevas personas, nuevos amigos que solamente el fútbol te puede otorgar. Desde la nada, la pasión por un deporte es algo que se comparte con gusto, placer y sencillez.


No es extraño que en cada rincón que haya pisado el fútbol me haya ayudado a hacer amigos sin tener que hacer malabares. Ni siquiera buscándolos hubiera encontrado tantos. Desde las tardes de la adolescencia robadas al estudio en el patio de la abuela hasta los domingos por la mañana en Boedo, pasando por una bicicleta en Grecia y unos caños en Barcelona.

Así de fácil. Y al final siempre sonriendo. Con mis amigos de pies y corazón.

lunedì 17 novembre 2014

Medi e bassi

Il viatico della sofferenza è una tappa obbligata di un viaggio fatto di alti e bassi. O forse meglio dire medi e bassi, vista l’epoca. Respirare evita di espandere il pensiero. Occupa il tuo tempo. Calma le tue ansie.

Che ci faccio qui? Direbbe Chatwin. E così mi viene da dire adesso. Sperduto nel mio paese d’origine, in lande grigie che impregnano l’animo di torpore negativo. Pensare accresce il magone. Non pensare allenta le tensioni.

Un incontro casuale che tira su l’umore è un minuscolo tassello colorato di un mosaico ancora troppo indefinito, composto da pezzi infinitesimali e davvero poco chiaro. Il presente da mordere, il passato da scalciare e il futuro da bramare.



Il (di)vagare è un vortice infinito che richiama al peccato originale, quel mai sazio senso di nomadismo figlio di ansia e irrequietezza, che si ripropone anche senza la tua volontà, anticipando il rientro alla base di qualche tempo.

Ritornano in aiuto coloro che sanno come farlo, chi da vicino con un sorriso o con un sorso di birra, chi da lontano con la sua voce. Tra una galleria di un treno e un'altra.

Adesso testa in alto, respiro rilassato e valigie in spalla. La fine (temporanea) del ritorno preannuncia l'inizio di un altro viaggio, al termine di un anno tutto sommato spettacolare, ma senza lieto fine. Tanto per cambiare.


sabato 15 novembre 2014

Terrain vague

Je me barre. Sous la pluit. Vers la pluit. La vie est un cadeau, un tout petit jouet. Mais de fois c'est aussi une lutte constante. Plutôt souvent c'est un defi continu.

Mesonges, vérités et doutes se mélangent entre coeur et tête, pendant que le corps devient lourd et le rêves disparaissent.

Le même endroit, sis ans plus tard. Des sensations pareilles. Tout se transforme dans un enorme terrain vague où reflechir fait du mal et vaut mieux commencer a bouger, même sans une direction, même sans orientation. Bouger pour détourner le regarde vers autres horizons. Un besoin compulsif.



Incertitude. Insecurité. Nomadisme. Encore une fois. Finalement. Le chemin est toujours long, indéfini. L'unique certitude est qu'il faut ouvrir les yeux vers le futur. Continuer à chercher la simplicité, avec la naïveté et le sourire d'un´éternel Peter Pan.

On croit que c'est trop tard pour apprendre de ses erreurs. Parce que le monde continue à tourner pendant que nous de fois on s'arrête, détendus à tort pour les habitudes, obscuré par les illusions, pour après tomber dans les déception. Comme toujours. Tout à fait.


lunedì 29 settembre 2014

365

La noche del Mediterráneo sin un móvil con crédito para comunicarme, pero con gente esperándome en el puerto, como los marineros de antaño.

Las pizzas, los cafés y lass pachangas con los amigos de siempre, antes de una vuelta por ahí al norte, tocando Milán, Bolonia y Turín.

Los Buenos Aires que anticipan el verano, 6 meses antes.

Los 30 años nadando en el Río de la Plata.

La Patagonia, los lagos de los Andes y los cerros de Valparaíso.

Los Andes en una noche de luna llena y estrellas, antes de una tarde de cervezas y goles en la escuadra.

La noche de fin de año con un amigo viejo y nuevo a la vez.



Las noches de Palermo, de Almagro, San Cristobal y San Telmo y una fiesta clave.

Los compañeros de Fracción, que animaron los findes y los lunes.

La cinta de capitán.

El lugar de encuentro.

La rutina bonaerense, y de por medio una escapada a Uruguay.

El Boliche de Roberto.

El estadio Marcelo Bielsa y el doble color de Rosario.

El largo viaje en solitario, una triple frontera y las cataratas de Iguazú.

El sello.

La revolución de junio.

La ayuda de muchos.

Una infinita cantidad de asados.

Una despedida inmortal.

Un primo y más amigos.

La ciudad que nunca duerme.

Volver. Engordar. Amar.

Los viejos amigos de hace poco.

Barcelona. Y París.

Alrededor de 30mil km.

Más o menos.


lunedì 28 luglio 2014

America, Latina

Fin da piccoli il (primo) mondo che avvolge la nostra esistenza di privilegiati ci disegna il sogno americano come una delle più eccellenti manifestazioni del genere umano. Un enorme progetto di vendita che poco a poco cerca di inglobare tutte le regioni del pianeta ha assegnato arbitrariamente il nome 'America' a quel luogo a cui molti dirigono il proprio sguardo, ammaliati da quella grande vetrina che la televisione prima ed Internet poi hanno propagato, in maniera stucchevole e patinata.

Sarà che sono nato al Sud, sebbene nell'emisfero Re, ho sempre inclinato il mio sguardo verso luoghi meno impomatati. Sarà che la passione di una lingua, di cui ignoro le cause primordiali, mi ha spinto a conoscere meglio altri lidi. Per me l'America, è latina, un luogo in cui lo spagnolo e il portoghese, seppur iniettati con odio e coercizione, sanno convivere con il quechua, il guaraní, il mapuche e tante altre forme di dialogo pre-esistenti prima dell'arrivo dei coloni.



L'America è latina perché dal Messico in giu esistono ancora luoghi inaccessibili, per raggiungere i quali non serve una macchina o un aereo, quando la benevolenza e l'umanità di tanti popoli fratelli che aiutano chiunque passi di lì. L'America latina ha l'odore del caffè e del mate, ha i colori delle pareti di Valparaiso, ha la trasparenza cristallina delle acque dei Sette Laghi, che si insinuano tra le maestose Ande, che ho avuto fortuna di attraversare di notte, quando l'unica luce era lanciata dalla luna e dalle stelle.

L'America latina ha il volto di due bambine guaranì che, in una frontiera tra tre paesi, mi guardarono studiandomi per un po' per poi sventolare le loro mani nell'aria rarefatta di un autobus affollato per salutarmi. L'America latina ha la forza di gente che non si arrende, memore delle nefandezze di tanti satrapi di quella america truccata e cinica. L'America latina ha il suono delle cascate di Iguazú e si specchia nel paesaggio lunare di Atacama.

L'America latina ti marchia a fuoco, formando una cicatrice a forma di sorriso che sarà parte di te per sempre.

lunedì 7 luglio 2014

Cruce de emociones

De la Patagonia a las Cataratas de Iguazú se forma un área multiforme, repleta de diferentes matices, múltiples colores y sensaciones disparatadas. Un vértigo de emociones en el radio de miles y miles de kilómetros cuadrados, entre una frontera montañosa y un Río que en realidad es un mar.

De la Patagonia a Iguazú se mueven pasos intrépidos e inquietos, en constante búsqueda de un panorama nuevo para los ojos y de un sabor nuevo para el corazón. Al principio y al final de estos pasos se halla un lugar peculiar, criollo. Un cruce de emociones como ninguno. La llegada en verano y la partida en invierno cierran el circulo.

Lo antes desconocido se vuelve familiar en menos de siete meses. Las distancias, en principio enormes, se hacen más llevaderas, pese al paso del frío al calor. Las personas queridas aumentan de día en día. Todo es posible en un lugar que vive de continuas mezclas de culturas y cuyas raíces llegan debajo del Océano, procedentes del otro lado.



Armenia, Lambaré, Nicaragua, Libertador, Sarmiento, Defensa, Santa Fe, Cordoba, Corrientes, cotidianamente mencionados, forman parte de la rutina. Y miras hacia atrás y te alegras de tu elección, que a muchos parecía una locura, bendito empuje a superarse constantemente.

Vuelves a escribir otra página de tu libro cuyas primeras hojas son ya amarillas y huelen de tus experiencias. Las demás páginas están por escribir. Con más recursos en tu bagaje. No se ve cuantas son, salen poco a poco, a medida nuevas sensaciones y colores llenen tu vida. Te das la vuelta y vuelves a decir gracias, para volver a apuntar hacia adelante. Otra vez.


sabato 21 giugno 2014

Graffiti crespi

Ogni 4 anni arriva puntuale quel mese di fremiti e passioni al cubo, fatto di tantissimo pallone, fischi, grida, birre e pianti. Il cuore di ogni attonito scrutatore di una sfera che ruota si incanta, come davanti a un pendolo che lo ipnotizza. Tutto il resto non conta, è semplicemente una cornice di un fuoco che divampa e concentra su di sé gli sguardi e le attenzioni. Apparentemente.

Perché il mondiale prende. Ma nel frattempo il mondo va avanti, gira come un pallone calciato ad effetto e poco a poco provoca nuove sensazioni, nuovi stimoli. Allora gli occhi si allontanano dalle traiettorie stilizzate proiettate da degli scarpini di cuoio e scoprono che c'è dell'altro che si muove. L'aria è meno tersa. Le sensazioni estranee all'evento planetario, se percepite, risultano più potenti, maggiormente penetranti.



Tra un giorno di pioggia, nottate infinite tra freddo e attese interminabili per respirare aria nuova, il tempo scorre lieto, troppo rapidamente o decide di fermarsi a riposare, come volesse sfidarti. Beffardo come sempre, accelera quando tu vorresti agguantarlo e rallentarlo, mentre si rilassa e ti corrode quando vorresti che fuggisse verso il futuro. La confusione irrompe e si para dinanzi come un dei graffiti crespi notati l'ultima sera di un breve periodo di sorrisi a profusione.

E nuovamente davanti si intravedono montagne nuove da scalare, con molti km a dividere dalla metà, mentre la vertigine, amplificata dalla presenza del grande evento, ormai periferico e secondario, si impadronisce di te e inizia a farti volare con la mente, proiettandoti oltre l'immaginazione. E capisci che l'equilibrio esatto tra il passato e il futuro è solamente il presente, quello che vivi secondo dopo secondo, mentre le tue dita poggiano su dei tasti e disegnano il tuo pensiero.


lunedì 12 maggio 2014

Sin pestañear

Las 18 horas de viaje marcaban la pauta del movimiento del cuerpo, inspirado por las ganas de conocer pero a la vez cansado y limitado. Entre bostezos y sonrisas el paso de una frontera a través de un bus de la anteguerra me proyectaba hacia otra dimensión, mientras la vegetación se abría para crear el espacio sorprendente de un lugar místico, asombroso, que me hizo sentir infinitamente pequeño.

El saludo con la mano de dos niñas guaraní había hecho que el día empezara mejor que nunca, pese al agotamiento corporal. Una vez llegado al destino final, el  leve ruido de las aguas que bajaban al río preparaba para el impacto visual. Un arco-iris se estallaba entre los árboles y las cataratas y una llovizna dulce salpicaba en mi cámara de fotos, mientras mi mirada se atontaba y yo, sin poder evitarlo, entré completamente en el ambiente.



Atrapado en una realidad confusa y surrealista, apenas podía darme cuenta de donde me hallaba. El síndrome de Stendhal, algo que me había golpeado solo en otra ocasión en mi pasado, pudo más de la lluvia intensa de la Garganta del Diablo, frontera natural entre dos países, que en este lugar casi se abrazan. No salió ni un grito. Las emociones se volcaban tanto que era imposible expresarlas.

Era mejor quedarse mirando el espectáculo. Un conjunto de colores, olores y sensaciones, que anularon el cansancio, hasta que los ojos no pudieron distinguir nada por las lágrimas que se alternaban al agua. Así, sin más. Sin pestañear.


lunedì 5 maggio 2014

Abitudini

A che servono un paio di scarpe nuove, quando le tue continuano ad allacciarsi e sostengono la tua scoliosi? Non è meglio evitare qualche birra in più? La mancanza di budget effettivo aguzza l'ingegno e la scaltrezza. È quasi divertente dover centellinare le proprie risorse inseguendo degli obiettivi. Perché il fine ultimo non è arricchirsi, quanto urlare al mondo l'ebbrezza per una sorta di realizzazione, breve o effimera che essa sia.

Poco fa ho discusso con un amico fraterno, anch'essi emigrato e sognatore, nonché con un portafogli piuttosto esile e senza entrate fisse, riguardo la nostra situazione. Entrambi dall'altro lato del mondo, in perenne jet-lag con la madre Europa, abbiamo parlato di abitudini, routine e motivazioni.

Gli sbadigli frequenti, l'assenza di ritmo assimilato e i pomeriggi accidiosi sono una costante nello scorrere delle mie giornate argentine, alla ricerca continua di una storia da raccontare e di pagine nuove da scrivere, a più a lungo termine. Tutto ciò è figlio di una mia scelta, ponderata per mesi. Cercare un'abitudine, quando non se ne sente il bisogno, è una forzatura. L'arte di arrangiarsi è un dono, ma va perfezionata durante lo scorrere degli anni. È un tipo di forgiatura particolare, meno raffinata, più ruvida, più vera.


Ora che ancora posso, ho deciso di rinunciare all'abitudine, o alle abitudini, escluso il caffè la mattina e il Napoli. I viaggi, purtroppo, ancora non possono essere catalogati come tali. Ed è proprio per questo motivo che ho scelto di non dipendere da niente e da nessuno. Il tempo non è infinito e ognuno lo 'ammazza' come meglio crede. Io preferisco godermelo, lontano da quattro pareti dove della gente attonita prova a interagire secondo dei dettami prefissati, lontano da sveglie, da firme e da agende fitte di impegni.

Precario, come non mai, ma sorridente, proprio quando decisi di allontanarmi da una realtà ovattata e apparentemente comoda. La vita è adesso. In effetti, è proprio vero quanto mi disse una persona lo scorso settembre, tra un'avventura e un'altra: "sei pieno di inquietudini". Me lo disse col sorriso sulla labbra e con gli occhi accesi, nonostante mi conoscesse poco. Però, silente, mi appoggiava, mi spronava e, sotto sotto, mi invidiava anche un po'.


venerdì 25 aprile 2014

Entre cuadras y jardines

El sonido de las obras en el taller de enfrente, alarma automático de cada mañana de mi estancia porteña, sigue marcando el ritmo de los días, salvo escasas excepciones en las que me quedo dormido hasta las tantas (como mucho las 10). El café y la radio acompañan el lento despertar para dejar paso a la tecla hasta que el sol que se asoma invita a respirar un poco de la contaminación ciudadana y salir a la calle.

Entre paseos peatonales sin sentido y buses que compiten entre ellos mejor centrarse en el camino, repleto de agujeros en la acera, hasta llegar a un cruce donde cualquier intenta venderte chocolatinas, no como en mi país, dónde la gente más desesperada intenta limpiar el parabrisas de los coches. También por esos detalles se nota el grado de dulzura de la gente que vive la calle durante las 24 horas.

Muchas cosas que tenemos al alcance no las notamos a la primera. Ni a la segunda. Tal vez las notamos cuando salimos con una cámara, la perfecta excusa para hacer retratos de personas, cosas, situaciones. Fallando se cometen muchos errores,  y de paso caminando se aprende a conocer. Entre un intento y otro de varias fotos, es bonito perderse en un enorme jardín en el medio del bullicio.


El ruido del tráfico contrasta con la paz de las plantas, cuyos nombres en latín suenan ya a árabe y cuyas hojas crean lindos juegos de luz a través del contraste. El diafragma casi se niega a moverse y las fotos salen, como siempre, sobre expuestas. O borrosas, como esa que se ve aquí.

Pero no importa. Es una imagen de una tarde diferente, en la que ya puedo dejarme llevar por la paz del lugar y disfrutarlo, sentarme y relajarme, sin un móvil en el bolsillo que me notifique nada. Ya habrá tiempo de sobra para que la monotonía del trabajo me vuelva atrapar en su espiral.

mercoledì 16 aprile 2014

Fiume d'argento

L'insenatura che proviene dal nord e che in seguito si trasforma in una vasta distesa di color terra sembra un mare enorme appena un po' sporco, invece è solo un fiume. Le apparenze ingannano, dicono. In effetti chiunque si rechi nel luogo dove ho deciso di passare il mio pomeriggio di ieri, a prima vista direbbe che il Río de la Plata non è un nome corretto. Letteralmente, Fiume d'Argento, questa vasta distesa d'acqua dolce dà l'impressione di essere tutt'uno con l'Oceano, nel quale sfocia pian piano mentre scende a sud.

È incredibile di come ci si possa rendere conto di non conoscere ancora dei luoghi significativi della città che ti ospita. Ma la grandezza di Buenos Aires non aiuta, né tantomeno invita a scoprire nuove realtà. Quella che in Europa sarebbe un agglomerato di dimensioni spropositate, se non una regione, qui non è altro che la capitale, attorno alla quale si accumulano decine e decine di municipi a sé stanti, definiti il Gran Buenos Aires.

È dura, quindi, trovare un attimo di pace dal roboante tran tran quotidiano di strade intasate e di autobus che fanno a gara tra di loro nel traffico. Il sole di oggi e i 22 gradi, oltre a una mattinata incredibilmente produttiva a livello lavorativo, hanno svegliato il mio corpo dal torpore ed incoraggiato le gambe a mettersi in moto per raggiungere un angolo più quieto dove poter rilassarmi senza per forza lasciarmi andare sul letto mai fatto.



Una passeggiata digestiva di 6 km, per poi contemplare l'immensità del fiume, che ormai di argento ha solo i riflessi, ma ricorda nostalgicamente quel mare lasciato lì ad aspettare, dall'altro emisfero del globo. Mentre i vecchietti che si fermano lì a pescare hanno la stessa espressione rassegnata di coloro che 4 anni fa attendevano speranzosi che qualche pesce abboccasse sul ponte Galata di Istanbul, o di quelli che si siedono pazientemente sul moletto di Nova Icaria a Barcellona o dei poveri illusi giù alla Gajola.

Io, invece, sono sempre lo stesso. Più grande, più acciaccato e magari più saggio. Il resto lo fanno un po' di musica, che si alterna con il rumore degli uccelli durante un tentativo di leggera meditazione, e la mia macchina fotografica, sprecata per un incompetente della luce come me. I restanti 3 km che mi separano dal ritorno a casa sono quelli più pesanti, ma fanno sì che il rientro sia in qualche modo meritato. E a quel punto posso tornare a collassare sul letto, come tutti gli altri giorni.

mercoledì 5 marzo 2014

Horizontes infinitos

La constante presencia de montañas, colinas o volcanes en los lugares donde estuve viviendo no me dejó nunca apreciar cierto tipo de puesta de sol. Otra perspectiva he tenido al llegar a América Latina, donde la vida es al revés y todo se mide con diferentes percepciones. Por estos lares, las enormes llanuras presumen de ser las protagonistas de la población y, de paso, permiten que el cielo dibuje en su enorme pizarra unos matices difíciles que apreciar en otros contextos.

Los múltiples colores se alternan al anochecer, mientras las avenidas de una estancia siguen su antiguo recorrido y reflejan los entresijos de la luz del sol entre los arbustos. Del rosa al azul, pasando por el fucsia y el azul oscuro, el enorme y fascinante planteamiento del cielo al horizonte atrapa todos los sentidos, casi como cuando se mira hacia el mar, elemento natural.



Lo demás es un caballo alto y solemne, encima del cual es muy fácil tambalear, pero una vez cogidas las riendas la diversión supera el miedo a caer y poco a poco en la cabeza se hace paso unas notas musicales, expresadas por el humilde silbato de un servidor, que se identifica con los personajes que aquella melodía pretendió acompañar.

Y se todo se acaba perdiéndose en una mezcla de colores vivos, que anticipan la llegada de la oscuridad, en la que el consuelo es un columpio y una noche que brilla solo por el esplendor de unos cuerpos celestes lejanos. La magia del anochecer deja paso a un polvo de estrellas, todas perfectamente visibles. Fue en aquel momento que me di cuenta de que los horizontes infinitos se pueden encontrar también si se mira para arriba.

mercoledì 5 febbraio 2014

Da 20 a 30

Le note di una canzone di uno degli ultimi album da me acquistati prima di abbandonarmi alla comodità del digitale mi riportano indietro di 10 anni. A un'estate, la prima durante l'università, che segnò un momento decisivo. Quello di un cambio. Dico estate perché adesso, per me, dall'altro emisfero, è questa la stagione in corso.

Le immagini sono nitide. Sono quelle di quattro amici alla prima vacanza insieme in un posto sconosciuto ma promettente. Sono le immagini delle prime sbronze, delle liti per la difficile seppur breve convivenza che per poco non sfociavano in rissa e dei primi problemi con i soldi. Sono le immagini e i suoni propagati da una città che mi colpì subito, come fa con molti. Fu in quel momento in cui decisi che prima o poi ci sarei andato a vivere.

Ora, a 30 anni e non più a 20, da quella città sono andato via, dopo avervi trascorso 3 anni nei quali mi sono creato un'altra vita, non nuova, quanto parallela alle altre che mi ero trascinato dietro da casa mia e dagli altri in cui avevo bazzicato. Le certezze sono sempre le stesse. O meglio, non esistono, proprio come 10 anni fa, quando il massimo della preoccupazione era un esame all'università o come racimolare i soldi della benzina per andare in macchina o in vespa a giocare a pallone con gli amici di sempre. Loro, infatti, sono il filo rosso che collega le mie varie esperienze in solitario.



Passato questo giro di boa importante, si iniziano ad apprezzare maggiormente certi sentimenti che la lontananza tende ad acuire, nel bene e nel male. E penso a un amico che non dorme per le urla del figlio di 5 mesi. Penso a un altro che si barcamena tra un'improbabile quanto agognata collaborazione editoriale e un lavoro arrabbatato ma continua a lottare e a credere in sé stesso come un funambolo su di una corda con il vuoto che lo minaccia. Penso a chi per lavoro è lontano da famiglia e amici ma non per scelta, come me. Penso a chi è nel mio stesso emisfero ma ad oltre 5mila km di distanza. E penso anche a chi ho lasciato dietro con la speranza che il boomerang della vita mi riporti a ritrovare.

È in quel caso che ringrazio i pochi che ho vicino e mi appoggiano, mentre da solo mi faccio forza in una realtà nuova e stimolante, dove ancora non so cosa sono venuto a fare. E in effetti, pensandoci bene, qualcosa è cambiato. Infatti, se 10 anni fa non sapevo se avrei passato o meno un esame o se sarei potuto andare allo stadio la domenica, adesso il mio dilemma è nel centellinare accuratamente i risparmi non per mangiare, quanto per dirigermi verso un posto dove da ventenne spensierato non mi sarei minimamente sognato di potermi recare.

E allora sì, nonostante tutto, credo proprio sia meglio così.

mercoledì 29 gennaio 2014

El potrero

El bus nos dejaba en la estación de Mendoza cuando el amanecer empezaba a deslumbrar en el cielo y los Andes y el Aconcagua se veían ya desde lejos. Al bajar del autocar pasé del frío de las montañas al calor impensable e indescriptible de la ciudad mendocina. Imposible dormir bien, tras no haber casi pegado ojo durante el viaje, entre la belleza del paisaje y mi insomnio estructural. Eso no hubiera supuesto un problema particular si no iba a ser porque había confirmado mi presencia a un torneo de fútbol de duración indefinida en la tarde.

Sin embargo mi amigo y compañero de viaje, que odia el fútbol, estaba más ilusionado que yo en poder disputar una competición del deporte rey en Argentina, lugar donde el balompié llega a tener niveles sagrados inalcanzables incluso para los napolitanos. Fue así que, tras una mañana intentando descansar para almacenar energías, nos encontramos en un lugar en la 'loma del orto', que en España dirían el quinto pino. A las dos de la tarde los 40 grados se percibían en cualquier movimiento que hacías, mientras los choris se iban cociendo en el asador y se empezaba a saborear cerveza o Fernet con cola, para aclimatarse al lugar.

A las cinco de la tarde, hora de míticas corridas de toros, este enorme grupo de locos, compuesto por 40 personas, decidió desafiar el calor insoportable y empezar la manifestación. Un fútbol olvidado, pasional, hecho más de risas que de reglas. El sorteo me dio la suerte, o la mala suerte, de jugar con mi amigo, un tipo bastante incapaz en controlar una pelota, que decidió bien ponerse de portero, o arquero, como dicen aquí. Y yo, personalmente, hacía mucho que no pensaba con los pies. Y mi faceta de niño despertó de repente en aquel potrero tan argentino, con el césped consumido que creaba la típica atmósfera de fútbol vivido y alegre. El de la calle, donde yo había aprendido a jugar.



Me sentí en casa, mientras me pasaban una cerveza o un fernet y miraba los demás disputarse el balón. Hasta que nos tocó a nosotros. Fue una cabalgata triunfal hasta los cuartos de final. En aquel momento, cuando el sol ya se había ido, llevábamos más de 4 horas jugando y nos habíamos dado el gusto de eliminar a los vigentes campeones y yo era el pichichi, tras marcar 5 goles en 4 partidos. Nunca fui bueno en meter goles, pero aquel día me salieron unas jugadas de esas que recuerdas para siempre, como un gol en la escuadra desde mitad del pequeño terreno de juego y otro con la zurda tras un sombrero a mi rival.

Las fatigas del viaje, el alcohol y la mejor calidad de nuestro rival en cuartos nos apearon, aunque aún estoy pensando en mi disparo que dio en el poste y que hubiera significado ir a penaltis. Poco importaba. Estaba cansado y feliz. No me llevaría ningún premio material pero había vivido una experiencia inolvidable de conexión con gente desconocida, que en aquel instante compartía conmigo pasión y jolgorio. Tanta adrenalina llevaba en el cuerpo que no pude dormir aquella noche, en la que permanecí despierto hasta las 3 y me reí por el dolor de un golpe recibido en la pierna izquierda. Y pensé, como bien dijo El Negro Fontanarrosa: "Esto es el fútbol". Y di las gracias.


lunedì 20 gennaio 2014

Wonderwall

L'insonnia è un fastidio che mi perseguita da quando ero bambino, quando alle 6.30 del mattino la mia sveglia interiore mi metteva sull'attenti perché c'era Holly & Benji in TV e prima di andare a scuola dovevo sorbirmi la mia mezz'ora di rovesciate interminabili e flash back di giovani campioni in corsa.

In seguito l'ansia ha fatto il resto. Sonni corti, raramente profondi e spesso instabili. Manifestazione di tutto ciò è un certo sonnambulismo che quest'estate, durante il Cammino di Santiago, ha rischiato di farmi fare davvero male mentre con un salto scendevo da un letto a castello. Eppure mi sento di dovere un favore alla mia insonnia strutturale. Grazie ad essa, mentre uno dei tantissimi autobus sui quali sono salito nel mio ultimo viaggio si inerpicava su per le Ande, ho potuto godere di uno spettacolo unico.



Attraversando di notte il confine naturale tra Cile e Argentina, nel tragitto tra Santiago e Mendoza, pensavo di non riuscire a poter apprezzare del tutto la maestosità della catena montuosa più lunga del mondo. All'una di notte mi accorsi di sbagliarmi. E molto. La luce irradiata dalle lontane luci delle stelle rendeva il cielo luminoso, permettendo ai miei occhi stanchi e spossati di godere del meraviglioso paesaggio.

Le otto ore di percorso, compreso il freddo che ci riservò l'attesa alla dogana, valsero la pena solamente per quelle due ore durante le quali mi lasciai avvinghiare dalle cuspidi rocciose che si allungavano puntando all'infinito, a quella coltre di stelle mai così vicine. Il sonno mi colpì quando il sole spuntava lentamente da dietro le montagne, come se mi volesse avvisarmi che lo spettacolo fosse finito e che potevo finalmente riposare.