lunedì 29 settembre 2014

365

La noche del Mediterráneo sin un móvil con crédito para comunicarme, pero con gente esperándome en el puerto, como los marineros de antaño.

Las pizzas, los cafés y lass pachangas con los amigos de siempre, antes de una vuelta por ahí al norte, tocando Milán, Bolonia y Turín.

Los Buenos Aires que anticipan el verano, 6 meses antes.

Los 30 años nadando en el Río de la Plata.

La Patagonia, los lagos de los Andes y los cerros de Valparaíso.

Los Andes en una noche de luna llena y estrellas, antes de una tarde de cervezas y goles en la escuadra.

La noche de fin de año con un amigo viejo y nuevo a la vez.



Las noches de Palermo, de Almagro, San Cristobal y San Telmo y una fiesta clave.

Los compañeros de Fracción, que animaron los findes y los lunes.

La cinta de capitán.

El lugar de encuentro.

La rutina bonaerense, y de por medio una escapada a Uruguay.

El Boliche de Roberto.

El estadio Marcelo Bielsa y el doble color de Rosario.

El largo viaje en solitario, una triple frontera y las cataratas de Iguazú.

El sello.

La revolución de junio.

La ayuda de muchos.

Una infinita cantidad de asados.

Una despedida inmortal.

Un primo y más amigos.

La ciudad que nunca duerme.

Volver. Engordar. Amar.

Los viejos amigos de hace poco.

Barcelona. Y París.

Alrededor de 30mil km.

Más o menos.


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