venerdì 6 dicembre 2013

Impresiones de un Tan(g)o

Milonga. Una palabra desconocida hasta hace poco. Un lugar entreabierto. Para pocos entendedores. Nunca hubiera recalado allí sin una guía porteña. En el barrio de San Telmo, en una calle que nunca recordaré, se halla un local que podría ser cualquier taberna.

Bajando las escaleras la atmósfera empieza a entrar en tus huesos. Los arcos dibujan una música estremecedora. Miras sin respuesta a un sinfín de personas que crean una armonía en toda la sala sin que tú puedas entender el por qué.



Las notas llegan a tus oídos y te parece haber entrado en una película, o, peor, en una publicidad. Pero no es así. El baile empieza y las piernas mueven los pies de los bailarines, que dan el ritmo a sus mitades. En un rincón un vaso de vino acompaña estos movimientos. No te atreves, no es arte tuya. Prefieres disfrutarlo. La mirada se te queda atontada y tus ojos siguen el ritmo de la melodía.

Dejarse llevar es el primer paso. Luego todo fluye. Y el Tango encanta al Tano como una flauta a una serpiente...


lunedì 25 novembre 2013

Amistad

Anni fa, per un compleanno celebrato tra uno spostamento e un altro, ebbi in regalo un film, dal titolo 'Amistad'. Quella parola, pronunciata in una lingua a me già familiare e che presto avrei impiegato quotidianamente, è il filo rosso che accompagna lo scorrere delle mie giornate.

Nell'epoca delle e-mail e dei social network, per non parlare del whatsapp, sentirsi continuamente è molto facile, ma non vale mai quanto uno sguardo, un incontro dal vivo, seppur breve. Passano gli anni, ci muoviamo, chi viene, chi va, ci sfioriamo e ci allontaniamo, senza sapere quando torneremo a vederci. Poi arriva il momento del rincontro.

Ed è come se non fosse passato il tempo. Tutto si congela e si riavvolge il nastro. Si comunica come quando le preoccupazioni erano il trovare i soldi per una pizza o come rimediare un passaggio a casa in una notte sballata. E poi tutto si dissolve in una risata, una smorfia e un gesto scaramantico.



E l'ingenuità si impossessa di te quando ti rendi conto di essere circondato da tanti amici, che neanche la distanza riesce ad allontanare. Qualcuno ti chiede di farlo 'sperdere' in posti sconosciuti, altri ti ripeteranno infinitamente le stesse battute facendoti ridere sempre di più, altri disegneranno letteralmente o figuratamente lo scorrere di tanti anni. Infine altri continueranno a prenderti in giro come dal primo giorno, altrimenti non sarebbero loro, e neanche tu saresti te stesso.

Perché alla fine, silenti o chiassosi, effusivi o pacati, con i loro sorrisi scolpiti nella mente ti ricorderanno costantemente che, se ti giri intorno, non sei mai solo.



lunedì 18 novembre 2013

Cuenta nueva sin borrón

Las luces del puerto de Barcelona se alejaban poco a poco delante de mis ojos, mientras el barco iba marcha atrás sin seguir mi mirada. Había elegido volver a mi tierra natal después de tres años, como etapa temporal antes de un nuevo 'proyecto' con pocos fundamentos, a través de una lenta travesía por el Mediterráneo. Tres maletas me acompañaban, una por cada año vivido allí.

En realidad llevaba conmigo mucho más que tres maletas.  Lo que se puede almacenar en la mente tras haberlo vivido tenía otro tipo de peso. Emociones y sentimientos se habían quedado en mi memoria y cerrando los ojos el mar a mi alrededor acompañaba unas imágenes y yo volvía a vivir todo aquello, pero sin tocarlo, como en un sueño.




Unos días antes me alejaba de un lugar y de una situación que hipotéticamente hubiera podido ser una nueva realidad. Me quedé minutos parado mirando la silueta de una casa roja, casi naranja, al horizonte, mientras la puerta del tren esperaba abierta. Hasta que no llegó el silbato que anunciaba el cierre definitivo de las puertas y tuve, a regañadientes, entrar y rendirme.

Tras un verano que había empezado con un duro pero mágico camino y unos cuantos buses nocturnos, cerraba el círculo, volviendo a Barcelona, de la que me despediría poco más tarde. Muchos amigos hicieron que los días pasaran rápido, tal vez demasiado. El adiós en cambio fue lento. El barco se alejaba despacio y me devolvía a mis tierras originarias después de un largo periodo.

Hay que recorrer carrerilla, llenar el corazón y tomar aliento, antes de otro salto al vacío. Ahora un poco más difícil, pero con más cartas para jugar. Y con más miedo para vencer.

venerdì 27 settembre 2013

El camino de la vida


La primera vez que escuché, o mejor dicho leí, el nombre ‘Compostela’, fue el 12 de octubre de 1996. Aquel día Luis Nazario da Lima, también conocido como Ronaldo O’ Fenomeno, marcó el gol que le hizo famoso dando la vuelta al mundo. 16 años más tarde, con Ronaldo que de Fenomeno ha pasado a ser, desgraciadamente por él, el Gordo, decidí finalmente emprender el camino hacia la localidad de Santiago de Compostela.


En todas las ciudades en las que viví siempre disfruté muchísimo de la libertad de andar, incluso en mi Nápoles, donde la Vespa de la que disponía ha sido un medio de transporte imprescindible durante 8 años. Pero el Camino de Santiago no es un camino cualquiera. No se trata simplemente de poner un pie delante de otro y seguir un sendero o una carretera. El Camino de Santiago es la vida. Por ende, cada persona sigue el propio, empieza sola o con alguien. El mío empezó y se acabó solo, aunque durante el largo recorrido pude percibir la cercanía de muchas personas que hasta el momento eran desconocidas.


La llegada a la Praza do Obradoiro, donde se halla la Catedral de Santiago, tuvo lugar a las 8 de una mañana de finales de agosto, mientras el azul oscuro del cielo dejaba paso a una tonalidad más clara. ‘The Ecstasy of Gold’ de Ennio Morricone acompañó mi entrada a la plaza casi desierta y mi beso al suelo. La silueta de la catedral se erguía esbelta en el cielo y me quedé atónito mirándola, tras haber abrazado a otros compañeros que habían llegado antes que yo o los que venían después. La mochila ya no pesaba, liviana y suave reposaba encima de mis hombros mientras me agachaba a contemplar el espectáculo. Anteriormente, había aprendido a tropezar sin caerme, porque una caída hubiera podido suponer un batacazo en la ruta hacia la meta final. Empecé a sentirme más despierto, más reactivo, como si estuviera constantemente solicitado por una prueba física y mental sin apelación.


Todo había empezado 16 días antes, cuando a las 6 de la mañana otra catedral, la de Burgos, saludaba mi arranque en este recorrido. Me até los cordones de una botas que esta vez no servían para jugar al fútbol sino que sucesivamente me proporcionarían ampollas tras ampollas, y comencé a andar. Los primeros días la lluvia de estrellas acompañaba mis primeros pasos hasta que irrumpiera el sol. Entendí que no tenía que mirar nunca para atrás y que la gran estrella tenía que estar siempre detrás de mí, casi como si estuviera empujándome. Muchos encuentros poblaron el trayecto de personas especiales, de las que de vez en cuando me alejaba para aislarme, escuchar unas notas en solitario y descubrir a mí mismo, en la medida de lo posible.


La última noche en Santiago, cuando ya me hallaba solo en un bar intentando buscar cansancio para deshacerme de toda la adrenalina acumulada, un simpático cantautor con harmónica y guitarra, al puro estilo Bob Dylan, puso el broche de oro a toda la aventura. Por expresa petición de un parapléjico en silla de ruedas decidió tocar ‘Blowing in the wind’ una de las canciones que habían llenado los duros momentos de intensa caminata, al son del ukelele de un amigo y sin que nadie supiese la letra por entero. Con la piel de gallina, hice una señal de aprobación al cantautor y me di cuenta que tenía que volver al albergue. Era el momento de cerrar el círculo.


Con la mirada vacía, pero con el corazón lleno movía mis últimos pasos en Santiago, ya sin botas, con los pies libres y la mente despejada. Era como después de haber hecho el amor por primera vez, o como cuando empiezas a vivir solo. Pero yo era siempre el mismo, tal vez más experto y melancólico, porque podía contar con otra experiencia en mi vida que echar de menos algún día, consciente de que a partir de aquel momento nada sería como antes.


El Camino de la vida es el espejo en el que ves tus ojos encenderse por emociones, dolores y sensaciones. Porque el camino es tu camino. Y tu límite eres tú.

martedì 16 luglio 2013

Ida y vuelta

Pedal, embrague, primera. Mil kilómetros por delante en una acalorada tarde extremeña. El sol alto pega y el frescor del agua en la cara es un mero paliativo. Tras un año sin conducir, entre falta de coche y una doble lesión de la muñeca, me esperaba un largo recorrido.

Dos días muy intensos, entre el viaje de ida, un torneo de fútbol, una salida nocturna y un reencuentro eran el preludio. Las piernas andaban de por sí tras las fatigas de la jornada anterior que acabó a las 5 de la madrugada.

Una vez agarrado el volante recordé enseguida cómo se hacía. Los movimientos eran automáticos y la calma mixta a adrenalina corroboraba mi espíritu y mi cuerpo. La justa compañía en el asiento de al lado y los recuerdos frescos de un fin de semana intenso me bastaron para aguantar.


La radio no ayudaba mucho, más perdida que nosotros en estos lares desiertos y secos, pero de vez en cuando nos daba una tregua y salían de ella notas familiares. "Wish you were here" y "Hotel California" cortaban el tiempo y otorgaban savia nueva a mi cuerpo.

De la mañana a la noche, pasando por la Meseta y el desierto de Monegros, volví a descubrir el sabor de viajar de manera activa, sin que nadie me llevara. Podía medir mis pasos, trazar el trayecto y agredir la ruta. La península ibérica como escenario, hasta llegar a las luces de Barcelona y al olor a Mediterráneo, después de haber besado el Océano, límite para superar cuanto antes.


giovedì 11 luglio 2013

Nadar

Recuerdos de la infancia, con apenas 3 años. Al agua, sin pensar, me lanzó mi padre. Allí, a buscarme la vida. Solo. Como ahora. Intentar no hundirse para luego darse cuenta de lo fácil que es. Al principio son las manos, guiadas por el instinto. Luego sacas la cabeza y ves que flotas y son tus piernas las que mandan.

Cada movimiento es un descubrimiento, un volver a nacer. Imperceptible el brazo se extiende hacia delante y la boca busca el aire. Respiras. Vuelves a nadar. Y respiras, de nuevo. Miras el fondo del mar y te pierdes en ello.



Buscas alivio, paz. Las olas guían tus movimientos y la corriente puede llevarte o pararte. Miras hacia el horizonte y buscas el encuentro el cielo y el mar, el color perfecto, que te remanda a tu afición, a tu pasión. Casi como tu objetivo fuera alcanzar el cruce entre las dos tonalidades de azul, sigues firme hacia ello.

Dejarse llevar por el agua, yendo poco a poco para luego pegar un acelerón y volver a tomar aliento es el primer paso. Vuelves a respirar y a a nadar, como cuando tenías 10 años y nada te importaba sino hasta comías en el agua.

Llegados a este punto de la vida, como a los 3 años, ya no hay manguitos. Eres tú, solo. Y aunque sepas nadar  no es cierto que no corras peligro de hundirte. Sin darte la vuelta, sabes que has de insistir y superar tus miedos. No hay vuelta atrás. Sigue nadando, hasta el final. Hasta que llegues al horizonte o mueras en el intento.

martedì 25 giugno 2013

Tempo

A volte imbattersi in documenti lasciati da parte è una piacevole sorpresa. Poche parole riempiono una notte stanca, gonfia e pesante. Non sono parole mie, il loro autore mi è ignoto, ma fanno parte di un documento che una persona cara mi ha passato poco tempo fa.

Tra tutte, mi hanno colpito maggiormente delle frasi riguardanti il tempo e il modo in cui lo utilizziamo o proviamo, stupidamente, ad "ammazzarlo".




Per capire il valore di un anno, chiedi a uno studente che è stato bocciato
Per capire il valore di un mese, chiedi a una madre che ha dato alla luce un bambino prematuramente.
Per capire il valore di una settimana, chiedi all'editore di un giornale settimanale.
Per capire il valore di un'ora, chiedi agli innamorati che stanno aspettando di incontrarsi.

Per capire il valore di un minuto, chiedi ad una persona che ha appena perso un treno.
Per capire il valore di un secondo, chiedi a qualcuno che ha appena evitato un incidente.
Per capire il valore di un millesimo di secondo, chiedi all'atleta che ha vinto una medaglia d'argento alle Olimpiadi.

Frammenti di vita. Attimi che si congiungono. Riflettendo su queste situazioni possiamo imparare davvero a far fruttare il nostro tempo, a non sprecarlo. Credo che la vista sia fatta di attimi, di emozioni fini  a sé stesse a volte senza del senso compiuto. Ma niente ha davvero senso se non inserito nel circuito globale della vita. Esistono momenti amari con i quali bisogna convivere forzatamente, vivendoli come dei mali fisiologici e necessari, per poi tornare a sentirsi meglio.


Tutte le notti, qualcuno pensa a te prima di andare a dormire.

Le cose migliori della vita sono invisibili, ecco perché chiudiamo gli occhi quando baciamo, piangiamo e sognamo

Nessuno può cambiare una persona, ma qualcuno può essere una ragione affinché una persona cambi

Prendersi la vita così come ci arriva, in maniera irrazionale, è l'esercizio più sano per il corpo e la mente. Perché alla fine, se non ci lasciamo andare e proviamo a saltare, magari non cadremo in picchiata, ma non spiccheremo nemmeno il volo...

domenica 9 giugno 2013

Fuje

Il risveglio, brusco o lieto che sia, serve per rompere o meglio spezzare l'impasse.

A volte serve una botta. Dura. Secca. Decisiva.

Non solo per svegliarti, ma per riattivarti. Non è la prima. E nemmeno l'ultima.

Il polso, malandato, stride ancora.

Il ritardo dell'estate rallenta il recupero.

Il tempo fà e disfa. Prima logora poi aiuta.

L'attesa estenuante di alcune risposte, che fluttuano nell'etere a tempo indeterminato, scandisce il passare dei giorni.

So fare alcune cose. Non so spiegarle. Nessuno mi ha insegnato.

Si impara da solo, dopo aver sbagliato, sfruttando le circostanze che galleggiano intorno a noi nel mare della vita.



Essere pronti. Cosa significa?

Credo che non sia mai davvero pronti. Lo scopriamo solo una volta iniziato il cammino.

La prima volta che entrai in acqua, a 3 anni, non ero pronto. Eppure galleggiai fin dal primo momento.

Guardare dietro serve fino a un certo punto. Per prendere gli sbagli, imparare a conviverci e poi tramutarli in certezze, in sicurezze.

Ci accompagnano periodicamente tantissimi quesiti irrisolti.

Si formano sul nostro corpo delle macchie indelebili, una sorta di tatuaggi-cicatrici che ci ricordano qualcosa. Come dei segni di un viaggio, delle tacchette di esperienza.

Fermarsi a pensare non serve. Correre, è l'unica soluzione.

Jesc' d'o bbuio, bast che fuje...

lunedì 20 maggio 2013

Dritto avanti a te

Nasci. Cammina. Biascica. Dici mamma e poi papà. Impara a cadere. Nuota. Non affogare. Scegli la squadra del cuore. Vai a scuola. Leggi. Ascolta. Inizia a elucubrare. Scrivi. Correggi. Corri. Calcia un pallone.

Prendi per mano la tua vita. Lascia che il libero arbitrio dentro di te si ribelli al destino e alle circostanze, che sono la cornice del tuo autoritratto. Scegli tu i colori.



Prendi posizione. Non lo ying o lo yang. Non la destra o la sinistra. Non il sacro o il profano. Sii chiaro con te stesso perché gli altri non lo saranno mai con te. Sbaglia. Impara. Relazionati con gli altri. Cerca una strada. Torna indietro. Trova una ragazza. Trovane un'altra. Resta da solo.

Chiama a casa ogni tanto. Mangia male. Dormi poco. Esagera con il caffè. Non fare il letto la mattina. Non pagare la metro. Fila in bicicletta.

Accetta un lavoro. China il capo. Guarda il Capo. Sfida il Capo. Mandalo a fanculo. Riprenditi la tua vita. Riparti da zero. Parti.

Guarda sempre avanti, anche se poi finisci col cadere. Sputa sangue e rialzati. Grida. Sarai più forte di prima.

giovedì 16 maggio 2013

A tope, sin topes

Tras un periodo de malabares entre hospitales, salas de espera y butacas de trenes, esperando tiempos mejores, el frío invierno deja su huella como una navaja envenenada. No se quiere ir, el invierno. Y la primavera amaga pero no llega.

El favor del tiempo sigue sin dar señales, la lluvia gana su batalla eterna con el sol y hasta una mañana de mayo se parece más a una de diciembre, sobre todo cuando en la bici la falta de guantes deja tus manos heladas y tu aliento se condensa en el aire gris.

Los planes de un futuro inmediato se cruzan en la cabeza con los temores y las inseguridades. No puedes presumir de ayudas desde fuera, tienes que trazar tú mismo tu recorrido, inventarlo desde la nada e ir construyendo poco a poco los refugios para encontrar cobijo en los momentos más duros. "Cada hombre tiene que inventar su camino", decía Jean Paul Sartre.

La única vía es seguir el instinto, dejando de lado la racionalidad, porque razonar demasiado tapa las alas, no te deja ser lo que eres de verdad, lo que siempre has sido. El tiempo para quedarnos sentados, parados, atónitos y pasivos siempre sobrará. Entonces para que desgastar lo poco que nos queda solamente para rebuscar cosas adentro.


Pegar un grito es el primer paso. El siguiente es transformar las inquietudes en retos, para poderlos afrontar y ganar. No existen manuales de instrucciones, todo se hace paso a paso y el límite somos nosotros mismos. Tal vez no haya nada mejor que vivir a tope, pero sin topes.

domenica 12 maggio 2013

El talón de Aquiles

La voz mágica de mi abuela resonaba en la cocina mientras ella preparaba el té, le echaba azúcar y unas gotitas de limón, provocando en mi una adición prematura a esta bebida. Aquel ritual de las tardes de un niño de 5,6 años era el momento más esperado de mi infancia, con el humo del té y las galletas que acompañaban los relatos que más me han fascinado en toda mi vida. Nada de Caperucita Roja, Hansel y Gretel ni cosas de este palo.

Mi cara se iluminaba y mis ojos brillaban cuando mi abuela empezaba a relatarme historias milenarias, que el mismo Homero narraba con el énfasis de su voz. El destino infinito de Ulises, viajero por obligación divina, tras una guerra durada 10 años, se dibujaba en mi mente. Entre sirenas, brujas, mares en tormenta, acertijos y pruebas de inimaginable cordura, mi imaginación volaba. No hubiera podido pensar que aquellos cuentos podrían convertirse en algo parecido en mi vida real, cual ser humano como todos los demás.


Un barco y dos estrechos, recorriendo en pocos meses las extremidades de aquel viaje. Y el sonido de la voz de mi abuela resonando. De las columnas de Hércules al Bósforo, entre lágrimas y escalofríos, recorría yo algo que formó parte de mi época más inocente, donde los sueños eran fáciles de agarrar y morder hasta comerlos del todo. El recuerdo iba a otro cuento, el en que empezó todo, a orillas de la ciudad de Troya.

De un héroe mitológico a otro. Aquel Aquiles casi perfecto, cuya muerte llegó por una flecha envenenada en el talón, su único punto vulnerable. Este talón, en mi caso, lleva el mismo nombre de la figura que provocó la guerra de Troya. Un cuento en el cuento, como unas muñecas rusas. Tras los pasos de Ulises volví a Troya, cuando la guerra aún no había estallado pero el hechizo, a través de una mirada sin iguales de dos esmeraldos, ya había sido perpetrado.

Atónito y encantado. Como en un cuento, pero sin que nadie me lo narrara. Simplemente, viviendolo. Éste soy yo, ya con 29 años y no con 6, solo en una habitación y no en la cocina de mi abuela.

Seguir buscando Ítaca, como hacía Ulises, es el reto primordial. La flecha que atraviesa el talón de Aquiles, por su parte, duele pero no mata. Aún queda mucho recorrido, un largo mar para navegar. Sea como sea.



giovedì 2 maggio 2013

Machu Picchu

Il tempo è un concetto relativo. Un po' per tutti, nonostante i secondi, i minuti e le ore scorrano alla stessa maniera in qualsiasi angolo del mondo. Kapuscinski si rese conto che l'uomo può modellare il tempo secondo le proprie esigenze solo in posti come l'Africa, dove l'autobus non parte all'orario stabilito, ma quando si riempie.

Ognuno è apparentemente libero di impiegare il proprio tempo come meglio crede, sebbene risulti alquanto duro non lasciarsi travolgere dalle tormente che gli girano intorno. Provare a respingerne gli effetti è il primo passo verso una maturità che non sarà mai completa, ma si sviluppa poco a poco dentro di noi e con noi.

Perdere tempo a cercare una casa, l'ho fatto anche troppe volte. A vuoto, perché la casa è una sola. Non cambia mai, un po' come la squadra del cuore. La casa non è uno spazio compreso tra quattro mura, ma un luogo immenso o piccolo, pervaso di tutto ciò che ti ha fatto crescere, al quale prima o poi torni sempre, consapevole di poter percepire odori e suoni che porti con te in ogni momento, ma di cui periodicamente devi rinfrescare il ricordo. Un'alternativa è provare a costruire questa casa, partendo da solide basi. Non esiste un manuale di istruzioni per costruirla, è tutto un incrociarsi di circostanze, persone, momenti e sensazioni. Niente di più difficile.




L'errare pedissequo e inoltrato, che assomiglia a volte a un turismo continuo nel quale spesso la malinconia si alterna all'esaltazione, ha il potere di renderti più debole o più forte. L'assenza di personalità importanti al tuo fianco da un lato ti abbatte e dall'altro ti aiuta a sviluppare la tua sicurezza in te stesso. Gli ostacoli, come in una gara, si superano da soli, mentre altre presenze possono aiutarti, ma solo dal punto di vista emotivo, come se ti incitassero durante l'agone. Anche questo significa sentirsi a casa, credo.

La vita prima o poi si trasforma in polvere. E allora, nel dubbio, invece di una casa, sarà meglio cercare una montagna da scalare. Sperando di trovare più sollievo nell'ardua salita che in un'obbligata discesa a valle.

giovedì 18 aprile 2013

Saltando por los charcos

El tren sale de la galería y la lluvia baja prepotente y entorpece los sentidos. Las gotas salpican contra la ventanilla, dividiéndose en pequeños arroyos que no desembocan en ningún mar o lago.

Resuena en la cabeza una melodía gitana escuchada hace años, sentado en una piedras, atrapado por una vista nocturna de una casa roja, fortaleza árabe y candado de emociones. La vuelta a este sitio, con sol y sin luna, mezcla el recuerdo con la idea de un presente que podría ser futuro.

Es la búsqueda permanente de un rincón de mundo que te pertenezca, posiblemente para compartirlo, lo que te hace seguir adelante. Pero a la vez, te para y te deja atónito, sin remedios en aquel momento. La mente vuelve a hurgar en el corazón y los momentos buenos se mezclan con tu malestar momentáneo. No puedes hacer nada sino idealizar lo que fue y menospreciar lo que es. Tal vez sí, puedes imaginar lo que será: logros, fracasos, sueños y tropiezos.

Emprender algo es tarea difícil. Requiere entrega y pasión. Es el momento en que eliges dar el salto y liberarte del miedo que arrastras hace tiempo. Una multitud de charcos está entre tú y la meta final. Tu reto es saltar para evitarlos. Estos charcos son la vida misma, que se divierte en ponerte obstáculos y hace más difícil llegar a la felicidad.

Lo bonito no sería así si no estuviera precedido por lo malo. O quizás es al revés. Es una rueda que gira sin parar, a su antojo. La tristeza es el precio caro de la alegría de antes. Pagas por haber disfrutado mucho de algo, que luego se pierde en el fondo del mar.

Todo se remite a una imagen imborrable: un balón golpeado que besa con violencia el travesaño y rebota en la cal y acaba fuera, recuerdo de un partido clave y símbolo de una derrota amarga tras haber rozado la hazaña. Nada está programado. No existen reglas escritas. Eres tú quien elige como vivir tu vida.

Vivir al borde del abismo ayuda a apreciar mucho más cada segundo que tenemos, aunque también hace que menospreciemos unos cuantos ratos una vez que perdemos el equilibrio y caemos. Pero, ¿existe el equilibrio? El equilibrio es una sensación personal, a la que cada uno llega cuando lo tiene claro.

Si la vida es hoy, no es ni ayer ni mañana. Jactarse de las glorias o quejarse por los fracaso que hubo en el pasado es un error. Vivir es ahora, los planes y los programas son relativos. Vivir no es un trabajo que te "llene" el día y la semana para que vayas esperando con ansiedad el viernes por la tarde. Vivir es sobrevivir sintiendo felicidad en cada instante que pase.

Los charcos de la vida son para saltar. Te puedes manchar o mojar, son unas turbulencias fisiológicas. Afrontarlas es la mejor manera de poder vivir sin remordimientos. Y poco importa si en el futuro tendrás cicatrices que te lo recuerden. Lo habrás vivido.