giovedì 18 dicembre 2014

Días grises

La humedad se olía desde lejos, con el cielo pintado por nubes cargadas de agua. El gris de arriba contaminaba el ánimo, quitándole color a las emociones y a los gestos cotidianos, atrapados en una realidad diaria aséptica y fuera de lo pensado. Rehén de una condición temporal querida pero forzada, en la que me encontraba aislado, no por mi decisión.

El canal, aparentemente infinito, seguía su camino acompañado por barcos cuyo calor emetía un humo que brotaba. Un humo gris. como el cielo. Caminando bajo la llovizna, con el aliento partido, intentaba buscar una solución. Y no la encontraba. La mirada hacia adelante, más vacía... El frío que movía las piernas y una frase emblemática pero clara a la vez intentaba encender una jornada nacida apagada de por sí.


No sabía que iban a ser los últimos momentos grises en aquel lugar. Sí sabía que no serían los últimos momentos grises por dentro de un año fantástico, cuyo último mes sería más amargo, como un sorbo de veneno en el fondo de un vaso de néctar.

Los días grises de noviembre empezaban a trazar una bajada en picado. Con el riesgo de unas cuantas caídas. El sol volvería, poco a poco. En algún momento. Y con el sol las sonrisas y la alegría.


Nessun commento:

Posta un commento