giovedì 16 maggio 2013

A tope, sin topes

Tras un periodo de malabares entre hospitales, salas de espera y butacas de trenes, esperando tiempos mejores, el frío invierno deja su huella como una navaja envenenada. No se quiere ir, el invierno. Y la primavera amaga pero no llega.

El favor del tiempo sigue sin dar señales, la lluvia gana su batalla eterna con el sol y hasta una mañana de mayo se parece más a una de diciembre, sobre todo cuando en la bici la falta de guantes deja tus manos heladas y tu aliento se condensa en el aire gris.

Los planes de un futuro inmediato se cruzan en la cabeza con los temores y las inseguridades. No puedes presumir de ayudas desde fuera, tienes que trazar tú mismo tu recorrido, inventarlo desde la nada e ir construyendo poco a poco los refugios para encontrar cobijo en los momentos más duros. "Cada hombre tiene que inventar su camino", decía Jean Paul Sartre.

La única vía es seguir el instinto, dejando de lado la racionalidad, porque razonar demasiado tapa las alas, no te deja ser lo que eres de verdad, lo que siempre has sido. El tiempo para quedarnos sentados, parados, atónitos y pasivos siempre sobrará. Entonces para que desgastar lo poco que nos queda solamente para rebuscar cosas adentro.


Pegar un grito es el primer paso. El siguiente es transformar las inquietudes en retos, para poderlos afrontar y ganar. No existen manuales de instrucciones, todo se hace paso a paso y el límite somos nosotros mismos. Tal vez no haya nada mejor que vivir a tope, pero sin topes.

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